Esta piedra es un símbolo de ser, de la cohesión y la conformidad consigo mismo. Su dureza impresionaron a los hombres desde siempre, quienes vieron en la piedra lo contrario de lo biológico, sometido a las leyes del cambio, la decrepitud y la muerte.
La piedra constituye la primer solidificación del ritmo creador, la escultura del movimiento esencial. La piedra es la música petrificada de la creación.
Del sentido simbólico expresado en mítico y religioso no hay sino un paso que fue dado por la inmensa mayoría de los pueblos en la etapa animista.
En el área de influencia de la antigua cultura se conserva a menudo lo que se ha dado en llamar piedras oscilantes, piedras en las que los druidas realizaban rituales a sus antiguos dioses, a los cuales veían personificados en dichas piedras, pues bien, en Salduero hay una de ellas.